Escribir para sanar

Herramientas, reflexiones, ejercicios, divagaciones e informaciones sobre el uso de la escritura creativa con fines terapueticos.

sábado, octubre 16, 2010

Mineros de Chile: La escritura como salvavidas

Nunca había tenido afición por las letras, o, si la tenía, por lo menos era un punto de su personalidad que hasta su familia desconocía. Pero cuando quedó atrapado junto a 32 compañeros a 700 metros de profundidad en la mina San José de Copiapó, el minero Víctor Segovia empezó a llevar un registro permanente en una improvisada bitácora.

"Escribir fue lo que me salvó la vida en la mina", dice hoy, de nuevo con su familia tras ser dado de alta en el hospital al que los mineros fueron trasladados tras el impresionante y prolongado operativo de rescate.

La declaración de Segovia fue hecha al diario chileno La Tercera tras su salida del hospital de Copiapó, en el que ya fueron dados de alta casi todos los mineros rescatados tras pasar más de dos meses bajo tierra.

El minero encontró en la escritura un refugio para la incertidumbre y las situaciones extremas que les tocó vivir a los 33 trabajadores durante 69 días. Los primeros 17 días en la mina, durante los que no tenían ninguna comunicación con el exterior, Segovia escribía "con un lápiz gastado y empolvado en las sucias hojas de un cuaderno de actas de informe del uso de maquinarias", según el diario chileno. Al entrar en contacto con el exterior, pidió un cuaderno y un lápiz para continuar escribiendo.

En su familia todavía no entienden qué lo motivó a construir un diario de vida, en momentos en que lo más importante era sobrevivir. "Nunca antes del accidente había mostrado interés por las letras", contó su hermano menor, Pedro, quien hoy actúa como improvisado manager del ahora famoso minero.

"Víctor es una persona muy para adentro. Francamente, no sé si le gustaba escribir de antes o fue algo que le nació ahí. Nos sorprendió a todos", insistió Pedro.

Víctor Segovia escribió más de 200 hojas en letra imprenta pero no le permitió a ninguno de sus compañeros leer sus escritos. Tampoco a su familia. "Víctor me pidió que no lo hiciera hasta que él me dejara. Y yo voy a respetar lo que pide", narró su hermano.

Frente a las especulaciones y a los distintos ofrecimientos fundamentalmente del exterior para comprarle sus cuadernos o editar un libro con sus escritos, Pedro Segovia comentó. "Es decisión de él. Una vez que ya esté instalado en la casa, tranquilo, vamos a conversar el asunto. Pero la idea es que se haga un libro con todo lo que Víctor escribió".

En principio los Segovia tendrían la decisión de publicarlo en Chile a pesar de las propuestas que ya recibieron que superan los 50 mil dólares. "Lo que no queremos –dijo el improvisado manager- es que por nuestra poca experiencia en esto nos quieran engañar". (via clarin)

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miércoles, septiembre 24, 2008

El blog como vehículo de la escritura curativa

"Los pacientes que escriben sus amarguras, sus temores y sus luchas en los blogs en Internet saldrían beneficiados. Científicos y médicos ya están estudiando el poder terapéutico de este tipo de escritura personal. Y hasta algunos se animan a sugerir que deberían ser complementos de los tratamientos habituales.

En los Estados Unidos se realizó un estudio, publicado en la revista The Oncologist, que demostró que los pacientes con cáncer que expresaban por escrito sus sentimientos antes de las terapias, se sentían mucho mejor (tanto física como mentalmente), en comparación con quienes no escribían. La investigación fue realizada por el equipo de Nancy Morgan, en el Hospital Universitario de Georgetown, Washington DC, con 71 pacientes con linfomas y leucemias.

Morgan afirmó que si los pacientes escriben sólo los hechos, no se registran cambios. Ahora, quiere que haya programas de escritura en los centros oncológicos.

"La escritura en blog ayuda a los pacientes a encontrar autonomía, y evita que se paralicen frente al diagnóstico", dijo a Clarín Mónica Bruder, doctora en Psicología de la Universidad de Palermo y experta en escritura terapéutica.

Para Bruder, escribir un blog en primera persona evita el estrés de las situaciones traumáticas. "Esto se suma a la lista de otras herramientas como las cartas, los diarios personales y los cuentos terapéuticos", agregó. En tanto, la psiquiatra Marina Gramajo, coordinadora de psico-oncología de la Sociedad Argentina de Cancerología, contó que "los blogs permiten que los pacientes vuelquen lo que sienten, cuando no tienen con quién hablar. Exploran su dimensión creativa, sin negar la enfermedad".

¿A qué se deben los beneficios? Según dijo Alice Flaherty, neurocientífica de la Universidad de Harvard, a la revista Scientific American, el sistema límbico del cerebro controla los instintos relacionados con la comida o el sexo. Sostuvo que los instintos también están involucrados al bloguear porque "un montón de gente lo hace impulsivamente". Podría disparar la liberación de dopamina, como ocurre al escuchar música o al correr. También la escritura de blogs estaría relacionada con la actividad de los lóbulos frontal y temporal, que controlan el lenguaje.

Silvia Garsd, cofundadora de la Fundación Apostar a la Vida, que da apoyo a personas con cáncer, resaltó: "Los blogs permiten que los pacientes liberen su angustia y, por si fuera poco, tiran abajo muchos de los mitos que circulan sobre el cáncer". (vía clarín)

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viernes, mayo 18, 2007

Sustentada por la ficción mientras lidiaba con la vida, un testimonio de la escritora Alice Hoffman

Me dijeron que tenía cáncer en un hermoso y azul día de Julio. Estaba en Cape Cod terminando el primer borrador de una novela cuando sonó el teléfono. Pensé que ya era hora de que me tocara algo de buena suerte, y cuando escuché la voz de mi cirujano supuse que estaba a salvo. En las novelas a la gente se les convoca a oficinas para trasmitirles las malas noticias y, después de todo, era un día demasiado espectacular para una tragedia. Las rosas estaban totalmente florecidas. Las abejas revoloteaban frente a las ventanas, perezosas de polen y calor.

Estaba segura de que mi doctora me llamaba para decirme que el resultado de la biopsia era negativo, estaba absolutamente segura, pero entonces, ella dijo: "Alice, lo siento". Pude detectar preocupación y tristeza en su voz, y entendí que algunas cosas son verdad sin importar cuándo o cómo nos las digan. En apenas un instante, el mundo tal cual lo conocía resbaló de mis manos, dejándome en un planeta lejano, distante; un planeta sin gravedad ni oxígeno, donde todo había dejado de tener sentido para siempre.

Habían sido años malos para mi familia. Mi amada cuñada Jo Ann había perdido su valerosa batalla contra un cáncer cerebral; mi madre había sufrido un severo accidente cerebro vascular para luego ser diagnosticada con cáncer de mama. Yo había pasado dos años completamente involucrada en el cuidado de la salud de varios de mis seres queridos, terminando mi novela Aquí en la Tierra durante horas robadas tan temprano en la mañana que las aves todavía dormían. Al momento en que Aquí en la Tierra fue seleccionada para el Club del Libro de Oprah, ya no me estaba sintiendo muy bien. Dos días después de regresar de Chicago, me palpé y encontré un abultamiento en mi seno.

Durante toda la enfermedad de mi cuñada Jo Ann estuve escribiendo relatos. Necesitaba un espacio ficcional al cual pudiera escapar y no tenía ni el tiempo ni el vigor físico para un proyecto de mayores dimensiones. Pero estas eran historias de una novelista, y rápidamente se fueron entrelazando, era la historia de una familia hundida en las trincheras de las mismas calamidades que mi familia ahora enfrentaba.

Fui al hospital todos los días durante meses, y el mundo exterior, aquellas personas con planes –los amantes, los nuevos padres, los estudiantes- me parecían bastante menos reales que el espacio ficcional que estaba creando. Cuando Jo Ann me pidió que le encontrara un lugar para su tumba, una misión descorazonadora como ninguna, mis personajes de “Chicas nativas” siguieron una senda parecida ese mismo día, aunque ellas fueron mucho más sabias que yo y muchísimo más optimistas. Francamente, no sé si hubiera podido sobrevivir a aquella tarde en particular sin el apoyo de las mujeres de “Chicas nativas”.

En mi experiencia, los enfermos se vuelven más ellos, como si de una vez por todas los excesos les fueran arrancados y sólo su más verdadero centro persistiera. En el caso de mi cuñada Jo Ann, se volvió más dulce con cada día, una persona más amable y compasiva a pesar de su agonía. Mi madre, que siempre atesoró la vida, estaba lista para ver Eyes wide shut con su nieto de 18 años el día cuando en que murió. Mi otra cuñada, Maryellen, diagnosticada con cáncer de seno unas pocas semanas después que yo, utilizó todo su propio conocimiento médico para convertirse en una asombrosa investigadora, tan confiable como cualquier experto.

¿Y quién era yo en el mismo fondo de mi alma, debajo de piel, sangre y huesos? Yo no eran tan adorable y agradable como Jo Ann, ni tan valiente como mi madre, ni capaz o independiente como Maryellen. Supe quien era cuando decidí posponer mi intervención quirúrgica, una soberana tontería, y aún así me sentí impulsada a terminar el primer borrador de mi nueva novela. En un momento cuando todo a mi alrededor parecía estar fuera de control, cuando las vidas eran truncadas y el destino parecía especialmente cruel, tuve la necesidad de alcanzar algún desenlace. Estaba desesperada por saber cómo resultarían las cosas, así fuera en la ficción si no me era posible en la vida. Más que nunca, más que nada, era una escritora.

Me separé de todos excepto de mis amigos más cercanos y mi familia. A casi nadie comuniqué mi enfermedad, y en cambio me sumergí en lo que siempre he encontrado más sanador. Los escritores no escogen su oficio; tienen una profunda necesidad de escribir para poder enfrentar el mundo, y esto era todavía una verdad para mí. Incluso en esas circunstancias, escribir era una experiencia trascendente. Cuando mi condición se agravó y no me podía mantener sentada por mucho tiempo, coloqué un futón en mi oficina y entonces pasaba del escritorio a la cama, una y otra vez hasta que la línea entre el sueño y la escritura no fue más que un hilo delgado y traslúcido.

Lo real y lo imaginario se trenzaron. Vivía mi propio mundo y el mundo de mi libro simultáneamente. Podía reposar sobre una mesa durante un examen óseo y aún allí deslizarme dentro del río donde los nenúfares flotaban aguas abajo, con mis pies hundiéndose en el suave lodo. Podía estar atravesando nevadas, noches de luna o campos de rosas mientras recibía radiación.

Un oncólogo particularmente intuitivo y experimentado me dijo que el cáncer no tenía por qué ser el libro entero de la vida de una persona, simplemente un capítulo. Sin embargo, los novelistas sabemos que algunos capítulos dan forma a los otros. Son los capítulos de tu vida que te golpean fuerte y te enseñan y te hacen llorar, que te invitan a adentrarte al otro lado del telón que nos divide a aquellos que debemos enfrentar nuestro destino más temprano que tarde. Lo que buscaba durante los diez meses de quimioterapia y radiación era una forma de darle sentido al dolor y a la derrota.

Escribí para encontrar belleza y propósito, para saber que el amor es posible y duradero y verdadero, para ver lirios y albercas, lealtad y devoción, aunque mis ojos estuviesen cerrados y todo lo que me rodeara fuera una oscura habitación. Escribí porque eso era yo en mi centro, y si estaba muy debilitada para caminar alrededor de la cuadra, igual me sentía afortunada. Una vez que iba a mi escritorio, una vez que empezaba a escribir, todavía creía que cualquier cosa era posible.
(originalmente en the new york times, traducción libre Jesús Nieves Montero)

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lunes, noviembre 13, 2006

Una nueva experiencia zuliana: 2do taller Escribir para sanar en Maracaibo

Ya de vuelta en Caracas, con profundo agradecimiento para Rosina, Angélica, Eugenia, José, Ana María y Gastón quienes hicieron posible este nuevo Escribir para sanar...

salud...

a continuación la nota del sábado 11 publicada en href="http://www.panodi.com/">panorama

"Tras el éxito que el escritor cabimero —residenciado en Caracas— Jesús Nieves obtuvo el pasado 16 de septiembre, cuando trajo por primera vez a Maracaibo su taller Escribir para sanar, decidió repetir la experiencia, y mañana volverá al centro holístico Ailuz, desde las 9:00 am hasta las 7:00 pm.

“Pensábamos que, por la cercanía de las actividades de la Feria de la Chinita, no era muy conveniente pautar el taller para esta fecha, pero recibimos muchas llamadas que nos animaron”, comentó Nieves, vía telefónica.

La experiencia consta de dos partes. La primera es una base teórica en la que se aprende a utilizar el lenguaje para evitar problemas emocionales. “Por ejemplo, generalmente decimos ‘estoy entre la espada y la pared’ para referirnos a una situación difícil, pero sin percatarnos nos restamos opciones”, explica Nieves.

Luego de la hora de almuerzo, comienza una jornada práctica, donde cada participante plasma en papel sus experiencias.

“En la oportunidad pasada hubo terapeutas, psicólogos y astrólogos entre los participantes, personas que querían ampliar sus conocimientos, como una herramienta útil en su vida”."

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domingo, noviembre 05, 2006

La experiencia de curación a través de la música: el testimonio de Herbert Vianna, líder de Paralamas

"Fue la primera vez que yo expresé algo después del accidente. Llevaba varios meses allí tirado,casi todo el tiempo en coma,conectado a máquinas de respiración, pero cuando lo vi,empecé a cantar para él Though I've tried before to tell her /Of the feelings I have for her in my heart /Everytime that I come near her...(Aunque he tratado antes de decirle lo que siento por ella cada vez que estoy cerca suyo ...)".

Está cantando ahora,con los ojos semicerrados aquello que su mamá recuerda como el hito de su vuelta al mundo de los vivos.Como la primera expresión consciente del hijo postrado tras el accidente.

"Había llegado José (Fortes), mi gran amigo desde la escuela y manager de Paralamas desde nuestros comienzos en la universidad en Río,a principios de los '80,y empecé a cantarle Every little thing she does is magic (Cada pequeña cosa que ella hace es mágica )de Sting, que era el reflejo de la fuerza de nuestra amistad y de la intensidad de la turbulencia musical que yo sentía acá adentro." Ahora,,Herbert Vianna se señala el pecho con las manos abiertas,en un gesto sobrecogedor."El no hablaba casi nada y se puso a llorar.Entonces,agarré una guitarrita que tenía siempre a mi lado,en la cama,y seguí cantándole My sweet lord ,de George Harrison." Sigue siendo un tipo alto,grandote y atractivo,a pesar de la lesión en la columna que lo sentó para siempre en una silla de ruedas.Pasaron ya cinco años.

"Yo no me acuerdo de eso,pero es una historia que siempre me cuentan en mi casa como ejemplo de la importancia que tuvo en ese momento de mi vida la música." Los diarios y revistas titularon:Salvado de la muerte por el milagro de la música .Extraño náufrago que se siente a salvo del dolor en el escenario:"Yo diría que la energía puesta en expresar con la voz y la guitarra lo que siento en mi corazón me cambia los canales nerviosos.En los shows no sufro la sensación intensa y constante de la cintura para abajo...es como si la parte inferior de mi cuerpo estuviera colgada en una cámara de aire comprimido, siempre a punto de explotar." Se toca con las manos los muslos,los pincha suavemente con las yemas y los pellizca,cubre las grandes rodillas con las palmas."Nada ",frunce la boca y las cejas.

"En el escenario,cuando estoy cantando en la silla,quietito,sin transpirar ríos de sudor,como antes,puedo observar mucho más al público.Es...diría...como una droga celestial que me hace pensar."

"Es increíble cómo cambia la perspectiva.Si todas las personas del mundo tuvieran,por un día solamente,que ver las cosas desde un poquito más abajo...Con la fuerza y la intensidad del golpe tan duro de la vida,con el accidente y una pérdida devastadora soy mucho más yo mismo.Mi música es mucho más personal ahora"." (clarín)

domingo, octubre 22, 2006

La palabra de Paulo Coelho: ¿Derecha o izquierda? Veinte años después

"Llego a Santiago de Compostela, esta vez en auto, para celebrar mi peregrinación de hace 20 años. Cuando estaba en Puente La Reina, me vino la idea de hacer tardes de autógrafos sin grandes preparaciones: solamente bastaba con telefonear a la próxima ciudad donde deberíamos dormir, pedirles que colocasen un cartel en la librería local y estaría allí a la hora marcada.

Funciono magníficamente en las pequeñas aldeas, aunque exigiendo un poco más de organización en las grandes ciudades, como la propia Santiago de Compostela. Tuve un contacto inesperado con los lectores y aprendí que las cosas hechas con amor pueden tener la improvisación como una gran aliada.

Santiago estaba ahora delante de mí. Y a algunas decenas de kilómetros más adelante, el Océano Atlántico. Pero estoy decidido a seguir adelante con las tardes de autógrafos improvisadas, ya que pretendo quedarme 90 días fuera de casa.

Y como no pretendo atravesar el océano en este momento, debo ir para la derecha (Santander, País Vasco) o para la izquierda (Guimaraes, Portugal).

Es mejor dejar que el destino elija: mi mujer y yo entramos en un bar y le preguntamos a un hombre que está tomando un café: ¿derecha o izquierda? Él nos responde con convicción que debemos seguir para la izquierda ­quizás pensando que nos referíamos a partidos políticos.

Llamo por teléfono a mi editor portugués. Él no me pregunta qué locura es ésa, no reclama por ser avisado encima de la hora. Dos horas más tarde me llama. Dice que contactó las radios locales de Guimaraes y Fátima, y que en 24 horas puedo estar con mis lectores en aquellas ciudades.

Todo sale bien. Y en Fátima, como una señal, recibo un regalo de una de las personas que están allí. Se trata de las escrituras de un monje budista, Thich Nhat Hanh, tituladas The long road to joy (El largo camino para la alegría). A partir de aquel mo mento, antes de continuar esta jornada de 90 días por el mundo, paso a leer todas las mañanas las sabias palabras de Nhat Hanh, que resumo:

1) TÚ YA LLEGASTE. Por lo tanto, siente el placer en cada paso y no te preocupes con las cosas que todavía tienes que superar. No tenemos nada delante de nosotros, apenas un camino para ser recorrido a cada momento con alegría. Cuando practicamos la meditación peregrina, estamos siempre llegando, nuestro hogar es el momento actual y nada más.


2)POR CAUSA DE ESO, SONRÍE SIEMPRE MIENTRAS ANDAS Aunque tengas que esforzarte un poco y sentirte ridículo. Acostúmbrate a sonreír y terminarás alegre. No tengas miedo de mostrar que estás contento.


3) SI PIENSAS QUE LA PAZ Y LA FELICIDAD ESTÁN SIEMPRE ADENTALE, JAMÁS CONSEGUIRPAS ALCANZARLAS. Trata de entender que ambas son tus compañeras de viaje.

4) CUANDO ANDAS ESTÁS HONRANDO LA TIERRA. De la misma manera, la tierra está tratando de ayudarte a equilibrar tu organismo y tu mente. Entiende esta relación y trata de respetarla. Que tus pasos sean dados con la firmeza del león, la elegancia del tigre, la dignidad de un emperador.


5) PRESTA ATENCIÓN A LO QUE SUCEDE A TU ALREDEDOR. Concéntrate en tu respiración, eso te ayudará a liberarte de los problemas y ansiedades que tratan de acompañarte en tu camino.


6) AL CAMINAR, NO ERES SÓLO TÚ QUIEN SE ESTÁ MOVIENDO, SINO TODAS LAS GENERACIONES PASADAS Y FUTURAS. En el mundo llamado "real", el tiempo es una medida, pero en el verdadero mundo no existe nada más allá del momento presente. Ten plena conciencia que todo lo que ya sucedió, y todo lo que sucederá, estará en cada paso tuyo.


7)DIVIÉRTETE. Haz de la meditación peregrina un constante encuentro contigo mismo, jamás una penitencia en busca de recompensas. Que siempre crezcan flores y frutos en los lugares donde toquen tus pies." (el nacional)

jueves, octubre 19, 2006

Una imagen

Estoy escribiendo una novela, de hecho, la primera que estimo tendrá más de 200 páginas.

Todas las noches dedico un tiempo a escribir en los archivos las cosas que he anotado en un cuaderno de trabajo durante el día y otras impresiones o acciones que aparecen mientras me voy dejando llevar.

Desde hace algunos días me acompaña una imagen: esta novela es una alcancía.

La veo claramente, parece una alcancía que yo tenía, en forma de tríagulo con profundidad, con el antiguo logo del Banco de Venezuela. Blanca y azul. Una ranura pequeña arriba y abajo una tapa de rosca que sólo podían abrir los empleados del banco.

Es mi alcancía pero no puedo abrirla a voluntad, simplemente debo ir depositando. Y lo que voy introduciendo son monedas muy valiosas, digamos de plata, brillan, porque se trata de cuentos, historias y recuerdos que he pensado y repensado, conversado y reconversado durante muchos años y ahora se van articulando.

Es una reconstrucción sentimental de los últimos veinte años, de eso se han formado las monedas.

Aparte, tiene un regusto de muerte. Sé que es una de las cosas que extrañaré -tener las fuentes de vivas de estos relatos- cuando comiencen a desaparecer mis afectos más cercanos.

Pero es una disgresión.

Lo importante, cada noche, es la ilusión con la que voy depositando en mi alcancía, la cual, por cierto, tienealgo de magia, pues estoy convencido de que allí dentro, esas monedas del recuerdo no sólo estan protegidas sino que crecen, como si les calcularan y abonaran intereses.

Seguiré llenando.