Escribir para sanar

Herramientas, reflexiones, ejercicios, divagaciones e informaciones sobre el uso de la escritura creativa con fines terapueticos.

jueves, octubre 12, 2006

La literatura como herramienta de educación infantil

"Ayudan a los niños a crecer y superar los obstáculos. Les inculcan valores positivos y fomentan su autoconfianza e independencia. Les inducen a corregir sus actitudes problemáticas y fallos de comportamiento. Los relatos son una poderosa y divertida herramienta para conducir a los hijos por el buen camino de la vida, iluminándoles con metáforas el trayecto.

Una ostra le dijo a otra que se encontraba a su lado: "siento un gran dolor dentro de mí. Es pesado y redondo y me lastima". Su vecina le respondió con arrogancia: "Alabados sean el cielo y el mar: yo no siento dolor alguno dentro de mí. Me encuentro bien por dentro y por fuera".

Un cangrejo que pasaba por allí y había escuchado la conversación entre las dos ostras, le dijo a la que había manifestado con orgullo su bienestar: "¡En efecto, te sientes bien, pero lo que no sabes es que el dolor que soporta tu vecina se debe a que alberga una perla de inimitable belleza!".

De este relato del libro "El vagabundo" de Khalil Gibran, niños, adolescentes y adultos pueden extraer numerosas conclusiones: por ejemplo, que todos poseemos una belleza en nuestro interior aunque a menudo no seamos conscientes de ella.

Hay cuentos para dormir pero también los hay para despertar: son aquellos que abren los ojos del alma de quien los lee o escucha.

Los cuentos son un recurso lúdico y didáctico, que puede ayudar a los padres a educar a sus hijos. Complementan la educación infantil de manera creativa y son una forma eficaz y divertida de transmitir mensajes y de fortalecer el vínculo con los pequeños.

Por medio de los relatos, los niños desarrollan habilidades como escuchar, visualizar y fantasear. Los cuentos contribuyen a a potenciar su imaginación y les transmiten valores positivos.

Muchas veces los personajes de ficción les ayudan a percibir la historia como un ejemplo, que les estimula a corregir errores. No hace falta explicar a los niños porqué se les narra una historia ni qué conclusiones deben sacar de ese relato: ¡hay que dejar que ellos descubran e interpreten el mensaje por sí mismos!.

Los buenos relatos educativos recrean situaciones similares a las de la vida real, cuentan con protagonistas que solucionan sus problemas y tienen un final feliz y alentador, lo cual anima a los jóvenes que los leen o escuchan." (el universal)

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