Escribir para sanar

Herramientas, reflexiones, ejercicios, divagaciones e informaciones sobre el uso de la escritura creativa con fines terapueticos.

martes, agosto 22, 2006

La experiencia del diario de sanación: 22/08/2006

Realmente nunca pensé, nunca me visualicé escribiendo acerca de mi carrera como escritor y, sin embargo, siguen apareciendo señales.

Hoy una amiga me comenta que su mejor amiga fue compañera mía en el taller del CELARG, de narrativa, de 1997.

Entonces todo viene a la memoria, cómo comencé a escribir, cómo fui dejando de la lado la administración para embarcarme en el oficio de inventar y escribir historias.

La amiga de mi amiga era alta, cabello negro largo, muy risueña. Tal vez hipersensible a las críticas de sus textos, pero muy buena lectora y generosa en sus comentarios. Fue una de las que terminó apoyando mis relatos en la primera ronda de lectura en el taller.

Supe de ella que se había mudado a España y había logrado cierto reconocimiento como dramaturga.

Regreso a la imagen del salón del CELARG.

Veo las caras de Luis, de Rafael, de César, Enrique, Yta, Maite, Milagros y Elina. A algunos les sigo la pista, otros aparecen por referencias de amigos.

De Rafael sé con frecuencia, a César lo veré esta semana. Yta en Miami, de Elina sé por artículos o mensajes por celular. Luis estará perdido en Europa.

Recuerdo algunas de sus historias y varias de las que escribí yo durante esos días, ese año completo que duró el taller. Recuerdo la aparición de Mónica y el viaje a Miami.

Hay un punto germinal donde todo está profundamente relacionado y, a medida que pasan los días, si observamos con atención, podemos ir viendo las ramificaciones.

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